Escuela y memoria
Una amplia encuesta a estudiantes de
último año del secundario revela la importancia de la escuela en el
conocimiento de la última dictadura. Hay una altísima valoración de la
democracia y un importante aval al reclamo de soberanía sobre las islas
Malvinas.
La escuela pública, a años luz de los medios de
comunicación o las redes sociales, constituye la principal fuente de
conocimientos sobre la última dictadura para los jóvenes que acaban de terminar
el secundario. Lejos de la fenecida teoría de los dos demonios, las víctimas
del terrorismo de Estado son concebidas por quienes se formaron durante la
última década como sujetos políticos que fueron secuestrados y desaparecidos
por sus luchas o por sus ideas. Los datos surgen de un estudio de la Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires realizado junto al área
de Educación y Memoria del Ministerio de Educación a partir de las respuestas
de 2500 estudiantes en 37 escuelas de todo el país. Los jóvenes nacidos en
1997/98 saben poco del Juicio a las Juntas y nada sobre las leyes de impunidad
de los ‘80. Más de la mitad maneja alguna información sobre los procesos
reabiertos hace tres lustros y para dos de cada tres la recuperación de la
soberanía sobre las Islas Malvinas debe ser prioritaria en la agenda nacional.
Tienen un aceptable conocimiento del Holocausto y una altísima valoración de la
democracia.
La escuela pública
La escuela pública aparece con un rol central en la transmisión de la
memoria sobre el pasado reciente. En tiempos en que las redes sociales y los
medios de comunicación tienen una enorme influencia sobre los jóvenes, es la
educación pública la que se queda con el mérito de que manejen información
sobre el terrorismo de Estado. El 68,2 por ciento respondió que fue en la
escuela dónde escuchó hablar con mayor frecuencia de la última dictadura.
Detrás aparecen la televisión (13,4) y la casa (11,9). Ante la pregunta sobre
el primer contacto con el tema, también encabeza la escuela (56,8) aunque
seguida por el hogar (29,2) y más lejos la televisión (9,1). (Ver gráfico 1)
Luchar y pensar
Dos de cada tres jóvenes (66,7 por ciento) vinculan las desapariciones con
“luchas democráticas”. Si bien la pregunta sobre los motivos de las
desapariciones fue abierta (y permitía más de una respuesta), los
investigadores agruparon en esa categoría frases como “los que peleaban por sus
derechos”, “los que marchaban”, “los que participaban en partidos políticos” o
“los que protestaban”. “Los estudiantes transfieren a la generación de militantes
de los setenta las preocupaciones, modos, prioridades y estilos de la
militancia de las últimas dos décadas, alimentados también por escasa
información concreta y particularizada en las referencias acerca de los
desaparecidos y sus militancias”, destacan los autores.
En segundo lugar (43,2), casi literalmente, aparece el hecho de “pensar
distinto” como causa del secuestro y la desaparición en manos del Estado. “Para
ellos ‘el pensar’ es también un lugar de la acción, individual, contestataria y
molesta al poder”, advierten. Más allá de la diferenciación entre “pensar” y
“hacer”, es clara la distancia con “las representaciones típicas de los dos
demonios” con su consecuente criminalización generalizada de las víctimas. En
tercer lugar (28 por ciento) aparecen las “militancias e identidades
específicas”, con respuestas como revolucionarios, montoneros, peronistas, ERP,
trabajadores o dirigentes gremiales. Detrás (12,6) figuran las respuestas
referidas a “víctimas inocentes”, como “estar en una agenda”. (Ver gráfico 2)
Un solo demonio
A la hora de identificar a los responsables de lo sucedido durante la
dictadura (otra pregunta abierta, que permitía considerar no sólo los delitos
derivados del terror estatal), prácticamente la totalidad (96,3 por ciento) de
los jóvenes apuntaron a las fuerzas armadas y de seguridad. El 74 por ciento
dijo directamente “los militares”. “Estaríamos asistiendo a un fin del relato
clásico de los ‘dos demonios’” que deja lugar a “un relato donde predomina casi
exclusivamente la responsabilidad de los militares”, advierten los autores, que
proponen llamar “unidemonio” al nuevo tipo de representación.
En contrapartida con el rol central de las fuerzas armadas, las
“responsabilidades civiles” aparecen desdibujadas para los estudiantes que
respondieron la encuesta: sólo el 4,4 por ciento apuntó al rol de empresarios,
grupos económicos, medios de comunicación o miembros de la Iglesia católica. Un
2,3 eligió opciones dentro de la categoría “guerrillero o terrorista”, términos
que mencionaron sólo 5 de los 1811 jóvenes que contestaron la pregunta sobre
los responsables de la dictadura. En paralelo con el espacio estelar de los
militares aparece “la representación positiva de las víctimas y la quita de
cualquier responsabilidad de lo ocurrido, pero al mismo tiempo la debilidad en
la aparición de otros actores”, advierten los investigadores. (Ver gráfico 3)
Los juicios
Nacidos en plena impunidad durante la década menemista, los jóvenes
muestran un conocimiento muy bajo sobre los hechos ocurridos en los años ‘80,
con el primer esbozo de justicia frente al terrorismo de Estado. Sobre el
emblemático Juicio a las Juntas que condujo la Cámara Federal porteña, un 38,1
por ciento manifestó haber escuchado “algo” del tema. Ante la pregunta sobre quién
era el presidente en aquel lejano 1985, apenas un 7,2 pudo identificar a Raúl
Alfonsín.
Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que paralizaron los procesos
son todavía menos conocidas: un 15 por ciento de los jóvenes manifestó haber
escuchado hablar sobre las normas que garantizaron la impunidad y sólo un 2,3
demostró tener algún conocimiento concreto sobre su contenido.
Con respecto a los juicio actuales a los responsables de los delitos de
lesa humanidad, el conocimiento es muy superior. Ante una pregunta cerrada que
ofreció distintas opciones, casi un 60 por ciento manifestó que “algunos están
condenados, otros libres y otros están siendo juzgados”, frente a un ínfimo 7,3
que piensa que “nunca fueron juzgados”. El 24,1 pudo identificar al menos un
centro clandestino de detención. Sólo el 40 por ciento pudo identificar a 1976
como el año de inicio de la dictadura y sólo el 22 recordó la fecha exacta del
golpe de Estado.
Malvinas, prioridad nacional
1714 sobre los 2512 jóvenes encuestados expusieron su mirada sobre las
causas de la guerra de Malvinas en una pregunta abierta. Casi la mitad (47,3)
señaló la usurpación por parte de Inglaterra y la legitimidad del reclamo
argentino. Más desdibujados aparecen en segundo lugar los motivos vinculados a las
estrategias de la dictadura para autopreservarse: un 20 por ciento respondió
con frases como la “necesidad de los militares de quedarse en el poder”, de
“ocultar lo que estaban haciendo” o de “hacer negociados”. El 12,3 vincula la
guerra con disputas por recursos naturales (a la cabeza el petróleo, luego la
riqueza pesquera y el acceso a la Antártida) y sólo un 5,1 por ciento de las
respuestas hace alguna mención a términos como “colonialismo” o “imperialismo”.
(Ver gráfico 4)
Sólo un 36 por ciento sabe que la guerra fue en 1982 y un 28,1 que todavía
gobernaba la dictadura.
Lejos de las dudas del presidente Mauricio Macri y su temor al “fuerte
déficit” que implicaría para la mentalidad PRO la recuperación de Malvinas, dos
de cada tres jóvenes que acaban de terminar el secundario (65,7 por ciento)
piensan que la recuperación de la soberanía sobre las islas debe ser
prioritaria en la agenda nacional. Una gran mayoría (73) no contestó o no supo
contestar sobre los argumentos para el reclamo, y entre quienes lo hicieron el
76,9 argumentó a partir de aspectos geográficos: “están en nuestro mar”, “están
en nuestro territorio” o “en nuestra plataforma submarina”. Un 15,8 esgrimió
argumentos histórico-políticos como “siempre fueron nuestras”, “fueron
usurpadas”, “venían del legado del virreinato” o “peleamos la guerra para
recuperarlas”. Sólo un 1,2 usó argumentos demográfico-políticos como
identificar a los habitantes de Malvinas como colonos y no como originarios o
hacer alguna referencia a las declaraciones de Naciones Unidas sobre la
soberanía. “Si bien el tema Malvinas está muy presente, a nivel argumentativo
el conocimiento de los estudiantes es muy pobre”, advierten los autores.
Holocausto
La presencia de la matanza sistemática de judíos europeos por parte del nazismo
es alta: el 61,5 por ciento dijo haber escuchado hablar del tema. En preguntas
más específicas el conocimiento disminuye: sólo un 17 por ciento pudo ubicar
por lo menos en “la década del cuarenta” a los acontecimientos y si bien la
mayoría pudo identificar a “nazis” o “alemanes” como victimarios y a “judíos”
como principales víctimas, “el presente construyendo el pasado vuelve a
aparecer bajo la forma de ver al nazismo o al ‘holocausto’ en términos de
formas de discriminación en general e incorporar como víctimas a grupos
inexistentes en ese contextos, desde ‘negros’ a ‘trans’”, advierten los
autores. “Se ve claro cómo la política educativa del gobierno anterior de
implementar por primera vez en la historia esta temática como curricular
produciendo materiales y capacitaciones al respecto, dio frutos”, rescatan.
Democracia plena
Los jóvenes demostraron una altísima valoración de la democracia. La
encuesta ofreció una serie de textos con definiciones de democracia, tanto
acotadas a las libertades políticas o con miradas que incorporaron derechos
sociales y económicos o nuevos derechos como los de minorías sexuales. Un 90
por ciento de los estudiantes valora positivamente la democracia, en uno y en
otro sentido. Apenas un poco más abajo aparecen como parte indispensable del
sistema democrático los derechos humanos y los ‘nuevos derechos’, pero junto a
la valoración de la seguridad como central a la hora de definir una sociedad
democrática, cuestiones “aparentemente contradictorias” que los investigadores
vinculan a “la acción de los medios de comunicación”. Las miradas más xenófobas
reinantes en los foros de los grandes diarios (“la democracia tiene que
garantizar derechos a los nacidos en Argentina”) o las ligadas a las miradas
neoliberales (“tiene que garantizar poder acumular la riqueza que pueda sin que
el Estado intervenga o me saque parte en impuestos”) están prácticamente
ausentes en la valoración de los jóvenes formados en las escuelas públicas
durante los últimos doce años.
¿Dónde escuchaste hablar con mayor frecuencia sobre el
tema?
¿Cuáles fueron los motivos de su desaparición?
¿Quiénes fueron los responsables de lo sucedido
durante la última dictadura?
Motivos de la guerra de Malvinas